Diciembre amado lleno de esperanzas renovadas. Fin de un año. Deseos de recomenzar el año próximo con todas nuestras ilusiones intactas. O por lo menos, intentar no dejar todo lo que queremos en el baúl de los recuerdos.
Inventario de afectos y soledades. De llamadas no contestadas y mensajes no enviados.
También de emails que nos atestaron la casilla de cosas sin sentido.
Pero lo mejor de todo, fue la buena y sana intención de nuestros amigos de hacernos saber que estamos presentes en su vida y que aunque sea de forma virtual. Nos recuerdan.
Gracias Diciembre Querido.
Gracias por las penas y las alegrías.
Los adioses y las bienvenidas.
Los desencuentros y los regresos.
Las lluvias esperadas en el sur de mis afectos para que el lago pueda surtir de agua a mi ciudad natal. En el verano del hemisferio sur.
El frío que comienza a sentirse. Fuerte. Constante y nos hace usar gorros, guantes, bufandas. botas. Todo tipo de ropa. Cual un espantapájaros vestidos. De pies a cabeza para mantener nuestros cuerpos calientes.
Diciembre de frío, Diciembre de calor.
Navidades al aire libre, Navidades en el interior.
Gracias por poder saborear en mi vida, tan diferentes formas de festejar una fecha tan bella como es la Navidad.
Navidad del Sur. Navidad en el Norte.
Cumpleaños y Aniversario.
Hijos aquí y allá.
Llamadas de seres queridos que nos recuerdan que su afecto es incondicional. Que a pesar de nuestros errores, podemos seguir en sus corazones.
Porque la distancia, refuerza los amores del corazón. Que sinceros, comparten una historia común. Un pasado de risas y más risas. De absurdos y de historias que nunca se pensó podrían haberse vivido.
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